A todos "nos superan" la emociones o situaciones difíciles de vez en cuando. Pero ¿qué situación puede llegar a hacer que una joven de apenas dieciocho años se quite la vida?
Es una cosa que se oye comentar y siempre da escalofríos. Pero esta vez nos ha tocado muy de cerca: Mireia, una amiga de mi hija Marina, se ha suicidado.
No hay palabras para expresar lo que se siente en estos momentos. No hay palabras para poder decir a unos padres y hermana, que nunca podrán superar ...el vacío que quedará en sus vidas desde hoy.
Nada se puede decir a unos amigos que, incrédulamente, mañana acudirán al tanatorio a despedir a una amiga, compañera, "colega"... que no volverá a compartir con ellos ni un segundo más. Por decisión voluntaria.
Nunca tendré claro si hay que ser muy valiente o todo lo contrario.
Lo que sé es que, como madre, intento ponerme en el lugar de los padres... y se me parte el corazón.
Adèu, Mireia... Que trobis el que t'ha mancat aqui...
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